sábado, 29 de marzo de 2008

Hoy es sábado


Hoy es sábado, y tuve que venir a esta oficina a seguir con las abstracciones, que de manera indirecta hacen que pueda ganar un dinero, para que después me lo gaste en cosas propias del consumo.

Si tuviera que generar sólo el dinero para las cosas indispensables, seguramente no estaría acá. Pero de alguna manera necesito del consumo. ¿Para qué? – no lo sé.

¿Por qué? Tampoco lo sé. O si, pero no viene al caso.

El hecho es que algo no anda bien. No creo sano el deseo de que la semana pase rápido, básicamente porque después viene otra, y así hasta el fin de los días. Y al fin y al cabo, termino deseando que pase rápido mi vida.

La otra noche nos preguntábamos con mauma, que alternativa podemos encontrar para ser un poco mas ¿felices?. Y por supuesto que no la encontramos.

Se supone que si haces lo que te gusta no sentís a tu trabajo como tal. Pero que pasa cuando lo que te gusta es hacer canciones?; cuando lo que te gusta es grabarlas, tocarlas, etc.? Cuando lo que te gusta es ser lo mas auténtico posible? Tratando de hacer la canción desde lo más profundo…

Creo que en este país el éxito es sinónimo de popularidad. En otras latitudes existen muchos artistas que sin ser masivos, pueden vivir tranquilamente de lo que generan.

La caída de la industria discográfica es otro punto importante. Ya no se gana plata vendiendo discos. Y es por eso que hay que ser masivo. Hay que llenar estadios, teatros, etc.

Imagino la bola imparable que podría ser dedicarnos exclusivamente a esto. Pero al contrario, tenemos que hacer lugar en nuestra vida apretada, para meter algunas horas de ensayo, o grabación. Y ni hablar de las tareas, como conseguir fechas, o vender la banda, etc. Tarea para la cual no fuimos hechos. Escribir un mail al organizador de un ciclo de moda, diciendo: “hola, somos los pels y bla bla bla..” que basura!

O escuchar a los que “saben”, manijear nuevas bandas, sólo porque tienen un nombre snob, o porque sus afiches son muy vistosos. Pero resulta que escucho esas bandas y no me dicen nada. No escucho autenticidad, ni composición. Y vale aclarar que soy el menos indicado para hablar de cosas complejas a nivel compositivo, o recursos estéticos profesionales. De hecho, mis canciones las compongo con una guitarra para niños, y luego las tocamos con los pels, con equipos elementales y una batería de $300. Pero me refiero a otra cosa cuando digo que no escucho composición. Y es entonces cuando me sorprendo pensando en que la música es lo menos importante. Evidentemente se trata de tener la estética afilada, y transmitir un mensaje tipo “somos raros: ¿no ves nuestra ropa, y nuestros pedales?”

Talvez este resentido. Seguramente.

Y a su vez, amo lo que sucede dentro de los Pels. Amo como son mis compañeros. Amo que diego se ponga una remera con una cara gigante de Bob Marley, cuando en realidad no le interesa en lo mas mínimo. La lleva sólo porque apareció en su placard. Y eso, que parece una simpleza estética, es justamente lo contrario. De alguna manera buscamos pasar desapercibidos. O al menos no dar mensaje por ningún otro lado que no sea una canción. Pero el pretender pasar desapercibidos y vivir de una banda de rock, no parece ser algo conjugable. Al menos en estos tiempos. En este lugar.

De lo que si estoy seguro, es de esta historia, que lleva ya 6 años intensos, y que seguirá muchísimos más. Nuestra propia película.

Nuestros propios recuerdos.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Tremendo!

Perdón, te ilusioné
no supe poner este freno
que ahora piso débil.
Con tantas ganas de soltar y correr,
y abrazarte. Siento tanta decepción.
Hoy no pude despertar, por tanta ansiedad
sigo preso. Mi jaula es esta gran ciudad,
que me ignora mas y pretende que me haga viejo
agachando la cabeza.
Y ahora vez que todo el tiempo te imagino
maquillándote con gotas de este vino,
te vas a dar cuenta en un segundo
que seré tu fracaso preferido.

lunes, 24 de marzo de 2008

El día que conocí a Fernando Peña



Marzo de 2008 nos regaló 4 días feriados, al unir semana santa con el 32 aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Con un grupo de íntimos nos internamos en la isla y pasamos unos días inolvidables. Repletos de momentos cálidos y platónicos, al punto de olvidar que el lunes tendría que cargar nuevamente con la pesada maleta de conocer a Fernando Peña.

Aunque al pensar en eso noté que eso no parecía estar pesándome demasiado. Esta vez sentía que estaba mucho mas tranquilo. Y pienso que tal vez, el haber escrito mi primer crónica intitulada “El día que no conocí a Fernando Peña”, haya servido también para vomitar todo y desintoxicarme de miles de miedos, inseguridades y prejuicios.

Otro atenuante fue el importante cansancio acumulado y la manera en que caí rendido en la cama la noche anterior.

La mañana del lunes fue una mañana silenciosa. Un feriado nuevo. Un ejemplo más de falta de creatividad para memorar días oscuros de nuestra historia. Termina la sociedad entera festejando un día libre más, en el almanaque de la vida moderna.

Como el supuesto día de sacrificio que celebran los católicos, dejando de comer carne vacuna el día de resurrección, pero (en el caso de los más pudientes) haciendo banquetes de pastas con salsa de pescado, o sushi, o la mierda que sea.

Me levante sin tanto esfuerzo, y me puse ropa no tan planeada como la vez anterior. Esta vez elegí mi remera marrón con rayas blancas y celestes y el dibujo de una combi. Esa remera me la regalo pedro, que su vez se la regalo un australiano.

Alguna parte de mí esperaba encontrarme más nervioso. Tome mi café con leche junto a mica, y mauma hizo sonar el timbre. A los pocos minutos estábamos, con roleska al volante, buscando a diego en acassuso.

Yo sabía que en que edificio se había instalado la radio ahora. Era donde funcionaba anteriormente la FM San Isidro Labrador. Los muchachos tuvieron que confiar en mí.

El edificio era de esos setentosos, con detalles de metal pintado de marrón. Baste escaso de glamour como para que todos los Palermo-jolibudenses tengan que pasar unos meses trabajando ahí.

La idea de que san isidro es re cheto, les había dado material para hablar, y hacer chistes en relación a la nueva ubicación de la radio. Motivo por el cual imagino la inmensa desilusión que se llevarían al llegar a Av. Centenario y Diego Palma. Zona fulera si las hay.

Sentados en una silla veíamos con evidente asombro el detrás de los telones del programa de radio que escuchábamos a diario.

Había una productora joven, y flaca. Y algo bajita también. Muy seria, muy ocupada; yendo y viniendo. Parecía hacer bien su trabajo.

Pasaba también, de a ratos, un hombre de aproximadamente 40 años, un poco rubio, con auriculares, y cara muy seria. No hablaba con nadie. Estaba como preocupado por otras cosas que no supe percibir.

Sentados, los cuatro. Como en una sala de espera de algún consultorio médico. Como esperando salga el doctor a decirnos como resultó la operación.

La productora se quejaba en voz alta del silencio que hacía Peña y el resto, al entrevistar a alguien que hasta ahora no supe quien era.

Esa entrevista se extendió demasiado. En ese tiempo nos fuimos animando a asomarnos para ver dentro de la “pecera”. Mauma fue el primero. Luego lo seguí yo.

Vi un hombre calvo pero con algo de pelo teñido, con anteojos oscuros grandes, con marco rosa, y contextura física algo pasada de peso. Algunos tatuajes y las uñas pintadas, pero no del todo, con colores pastel. Inevitablemente, ese era Fernando Peña.

Un joven que podría tener veinte años, aunque talvez más, se nos acerco muy amablemente y nos ofreció facturas y algo para tomar. También revisó tener nuestro disco. Luego desapareció.

Después apareció otro muchacho que aparentaba unos treinta. Con el pelo rubio y prolijamente cortado. Con una remera ceñida su cuerpo trabajado, y metida dentro de un pantalón deportivo, y unas zapatillas de esas que ya se imaginan.

Pasó de largo por el pasillo y se metió en un sector privado. Supuse luego que sería un novio de Peña, pero lo dude porque peña bajo sólo por el ascensor al terminar el programa.

Entró también otra chica joven, con aspecto de productora también. Y dijo: - Andi se va a re calentar. Después desapareció.

La cita era a las 8.30. ya eran las 9.45 cuando se nos acerca la productora, y nos dice que sólo dos pueden entrar.

Asumí mi condición de –cantante- y ocupe unos de los dos lugares. Luego diego se descarto, y mauma dudo con roleska para secundarme. Yo sugerí que sea mauma quien lo haga. No por nada personal con roleska.

Ni bien entre, noté que nadie de los que estaban allí sentados movió al menos un ojo. Pasé por detrás de Peña, que estaba sentado en la cabecera de la mesa. Le estiré mi mano para saludarlo, y me advirtió que el no tocaba gente, y me hizo un gesto de reverencia tipo budista, o algo así.

Superé ese primer traspié, y ofrecí mi mano al resto de las personas que no con gran entusiasmo cedieron. Me ubique en mi silla, y mauma quedo parado contra la pared. Tuve la sensación de estar cumpliendo un sueño de la infancia: ser invisible.

Nadie nos hacía ningún comentario. Ni al aire, ni fuera del aire. Era como si no estuviéramos.

Peña anuncio que pronto estaría con “los chicos de los pels” y entro un móvil desde no se dónde informando no sé qué cosa. Esto retraso un poco mas la entrevista, y el tiempo parecía ya agotarse. El programa terminaba a las 10.

Mientras sonaban unas publicidades, Peña pareció notar nuestra existencia, y nos pregunto de dónde éramos. Y al responderle que éramos de san isidro dijo – ah, menos mal, así no siento culpa -. Mauma le retrucó que roleska era del palomar, y peña contestó – bah, el palomar es cerca.

De golpe sentí sonar nuestra clásica trompeta desafinada de Hurón y entendí que la entrevista había empezado. Peña puso una cara rara al oírla, pero con los primeros acordes dijo – Que lindo.

Mis sentimientos fueron de abajo hacia arriba de manera estrepitosa. Luego el operador bajó el volumen del tema y empezaron las preguntas.

A Peña le molesto que diga mi apodo que más que apodo es un nombre, ya que todos me conocen por tingo, desde que nací.

Pero a mi no me incomodó. Sabía que era parte del show. Luego mauma precavido, dio su verdadero nombre, pero cerro la oración diciendo que era mauma.

Peña nos dijo que teníamos algo de Beatles, y luego comento que odiaba a los Beatles. Otra piña mas que no dolía. Eran como piruetas esperables de semejante personaje, que nos divertían, más que incomodarnos.

Diego Scott, pide: - poné este tema que se llama La Concha Tuya. Todos hacemos silencio y lo escuchamos. Peña interrumpe y dice: - tienen algo de los twist, no? – supuse que era otro golpe, creyendo que al comprarnos con los twist nos iba a ridiculizar, pero no advirtió mi simpatía con esa banda, y le respondí que estaba buena la comparación. Sabiendo que en realidad era ridícula la semejanza.

Luego siguieron preguntas de rutina y todo terminó fugazmente.

La sección “nuevos talentos” no parecía ser algo demasiado importante. Si bien la posibilidad de estar en una radio tan masiva es excelente, sentí que no había un interés real en saber acerca de nuestro arte, de nuestra historia y de nuestro mensaje disfrazado de no mensaje.

Todo eso no importo. El humor lo conservamos e hicimos sonar dos canciones en la radio más masiva, y que paradójicamente no pasa música cantada en español.

Jaja.

Bajamos por el ascensor al mismo tiempo que Peña. Los Pels en uno. Peña en otro.

Fuimos a la Farola y nos pedimos café con leche y medialunas. Diego no pidió nada.

En pocos minutos la entrevista quedo olvidada y compartíamos conceptos acerca de las bondades del sexo mañanero.

Vimos pasar por la vereda al hombrecito amable de 20 o 30 años, perdido, buscando una parada de colectivos.

Volví a casa tranquilo, feliz de haber hecho lo que hice y con quienes lo hice. Y pensando en la inmensa diferencia entre Peña y yo: mientras yo jugaba bádminton con mis hijos en el delta, peña estaría con un pene en cada mano, penetrando a un rubio fornido, en alguna estancia de punta del este.

lunes, 17 de marzo de 2008

El día que no conocí a Fernando Peña



Lunes 3a.m. (o sea, domingo tardísimo)

Se me abren los ojos con la misma velocidad que lo hacen los ganchos de las carpetas esas, que son negras y de cartón.
Los cierro con fuerza, y aguanto la fuerza, como para que queden en esa posición.

4a.m.

Se me abren nuevamente, y esta vez los dejo abiertos. Intento pensar en respuestas, como por ejemplo:

- Por dos hermanos mellizos que se apellidaban así.

- Una fuerte influencia beat.

- Como los Auténticos Decadentes, pero tristes.

- No, para nada. Somos evangelistas.

A las preguntas: ¿porque se llaman los Pels? ¿Cuáles son sus influencias? ¿Con que banda nacional se sienten cerca? ¿Se drogan?

Después recordé que era Peña, y no un convencional periodista. Y que las posibilidades de que esas preguntas fueran hechas eran las mismas que: ¿nunca besaron un hombre? ¿Alguna vez te pajeaste con un corpiño puesto?

5.30a.m

Despierto asustado, soñé iba a trabajar sin zapatos. Un sueño putamente recurrente.
Me fijo que a la camisa que compre se le hayan borrado las marcas horizontales.
Trato de recordar como se dio todo cronológicamente:

Mande un mail intentando ser original, y gracioso. Usando mi lema (y el de Beck) “soy un perdedor”.
Hacía tiempo que no depositaba esperanzas en algún concurso de radio, festival de bandas, tocar en un lugar “in”, etc. De hecho es así como se sostiene lo que emprendo: de tanto en tanto mando un demo y un mail divertido que a veces tiene eco, y otras, la esperanza muere en fade out.
Esta vez fue veloz. Al punto en que a las pocas horas de haberlo enviado recibo respuesta desde la producción del programa invitándonos a enviar un disco.
La noche del día siguiente nos encontró haciendo manualidades, intentando –inventar- un disco, discutiendo el orden de las canciones, etc.
El disco quedó lindo, mas no se libraría nunca de su aspecto de “hágalo usted mismo”. Pero eso no importo demasiado. La segunda mañana siguiente el disco estaba dentro de un sobre rotulado: “Lucas Ribaudo” y en manos de una recepcionista de la radio.
A las 10:30a.m. de la misma mañana sonó mi teléfono con un número que no identifique. – Lucas Ribaudo. – Lucas RIBAUDO?!

6.30
Vuelvo a despertar. Esta vez con un nudo en la garganta. Recordé el día que vi como las agujas del reloj de mi cocina giraban alocadamente, porque creía que llegaba tarde al primer día de clases de 1º grado.
La puta que me parió, porque estoy tan nervioso?! – me dije a mi mismo.
No pasa nada, es un toque y listo.

Recordé cuando Ribaudo me dijo: - Mira que puede salir bien, o puede salir mal.

- ¿Qué quiere decir “salir mal”? - le respondí – Nada, viste que somos re jodones – me dijo.

Ese comentario (por cierto muy gentil de su parte, por advertirlo) me obsesiono al punto de imaginarme a Peña diciéndonos sin mirarnos – ¿Quién carajo trajo a estos pibes!? Y yo interiormente dándole la razón. ¿Que corno hacen 4 pibes comunes en el primetime de la radio mas escuchada conducida por la estrella mas preciada?

Pero porqué estaba demonizando a Peña? Si Peña es un ser increíble. Es mas – me dije – seguro se re copa con nuestra música, e intenta llamar a un productor para forzarlo a escuchar, y entonces yo le prometo que todos nuestros discos estarían dedicados a él incondicionalmente, y entonces él nos dice que somos un encanto de personas, y nos invita a una fiesta en su casa, y terminamos tomando un whiskey con Ribaudo (puta suena fuerte ese apellido) y con Scott. (para quien ahorraría letras, para dedicar un capítulo entero hacia esa extraña persona que encuentro tan bien parecida.)

Tantas fantasías hicieron que se hagan las 7:15 y tenga que apurar mi café con leche, para llegar puntualmente a buscar a Mauma, quien ya me había mandado un mensaje preguntándose/me que ofrendas podríamos comprar para compartir.

Subí al auto y me pregunte si todo esto era cierto, o era una locura. Como mierda puede ser que este yendo a encontrarme con la persona que escucho unilateralmente todas las iguales mañanas de mi vida. Y a sus compañeros. Era absolutamente ridículo. De hecho, cada vez que me topo con un famoso, me pongo nervioso, e intento ignorarlo, porque creo que es lo mejor que le puedo ofrecer.

Busque a Mauma, y me sentí un poco ridículo porque estaba mucho mas reo que yo. Luego me consolé justificándome, ya que a mi trabajo tengo que ir un poco careta.

Diego recién llegado de bahía blanca nos esperaba en las cañitas.

Le digo a Mauma – Boló, no puedo mas de los nervios! Me quiero pegar un tiro! – Mauma se ríe y me dice – tranquilo, vamos a cagarnos de risa. Y otra vez el fantasma de Peña vestido de Satán asechándome.

Prendimos la radio, y sólo se oían las voces de Juan, y el Bicho. Mmmm, eso no parecía ser un buen augurio. Lugo nos enteramos que Peña no estaría esa mañana en la radio, y que había muerto el suegro de Diego Scott (recién noto la similitud: nosotros tenemos un Diego Collins, que por cierto tienen una personalidad muy similar)

Me inundo el cuerpo una sensación de fracaso / éxito simultánea que me dejo débil y sincero, como después de un orgasmo.

Al rato estábamos cruzando mensajes y llamadas con Lucas Ribaudo, arreglando la cita para la semana siguiente, y deseando que sea el martes, y no el lunes, ya que un feriado pasaríamos inadvertidos (¿pero eso no era mejor?)

9.00a.m.

Desayunamos con Mauma, y Diego en una YPF, hablamos de un casamiento y lo feo que es que te obliguen a bailar, de un oferton de pantalones en Unicenter, y del recital de Bob Dylan.

Luego el día laboral me encontró vestido con mi camisa nueva, y extenuado por no haber conocido a Fernando Peña.

San Isidro, 17 de marzo de 2008

Crónica de uno de los Pels a las 22:30.