domingo, 8 de junio de 2008

Una postal de cómo vi a Los Pels triunfar en Francia


Viernes 6 de junio de 2008.

“Decidí ir despacio y llegar antes de lo planeado”. La cita era a las 20 horas, pero decidí llegar antes para garantizarme un lugar. Así empezó todo.

En un pequeño y simpático teatro ubicado en la avenida Córdoba, adentro de lo que es conocido como la Alianza Francesa, había dos señoras de pelo blanco en primera fila. Al darme cuenta de la escasa distancia entre mi cabeza y el parlante, me alejé de ese lugar en el que también habitaban ellas. Más tarde, oiría el bajo distorsionado de la banda “Chinaski” en volumen 100 y al ver a las pobres señoras desde la fila 14 sentiría pena por ellas y vergüenza al mismo tiempo por mi cobardía.

El evento en cuestión era Conexión 08, un concurso organizado por la revista Inrockuptibles, la radio Kabul y la Alianza Francesa (un lugar al que le tengo especial cariño por contar con una inmensa colección de comics franco-belgas en los registros de su biblioteca pública)

Los señores que organizan esta movida seleccionaron 6 bandas de entre 200. Y entre esas 6 estaban Los Pels.

Pero volviendo un poco a la sala y al evento, había un clima bastante familiar. Descubrí a la familia de Tingo cuando una chica le dijo a un chico “Tingo toca a las nueve”. Entre ellos habían algunas niñas con orejeras de peluche en sus cabezas. Imagínense auriculares con pelo de oso y cada una de un color diferente. Me pone feliz ver padres atentos a esos detalles. Al mismo tiempo tiempo qué linda tapa sería: tres niñas con esos auriculares mirando a cámara y en formaciones sincronizadas como en esas tapas de vinílos de los 60.

Había cartelitos escritos en Times New Roman , seguramente impresos en una impresora de oficina, y recortados a tijeratazos, pegados con cinta scotch en las butacas. Decían “Reservado”. Luego de un rato todos se habían despegado y aparecían caídos en el piso.

Tenía un día violento adentro mío, una tarde más bien. Tuve una reunión frustrante en la oficina y tuve que comerme unas 4 horas de un Power Point embolante. La infernal rutina. Eso sumado a que me dolía cabeza debido a mis constantes contracturas cervicales me puso en un clima violento. Necesitaba rock pesado. Necesitaba Metallica.

Oímos 5 bandas antes que a los pelsos. Una señora de negro que hablaba en un francés aporteñado explicó la dinámica en la cual se irían a batir los 6 gladiadores esa noche.

La señora también anunció que el evento sería grabado y que podíamos participar colaborando al “clima de la grabación”. Sin embargo pocos gritos se oyeron. Claramente no era un recital punk y no íbamos a oír “Aguaaaa, aguaaaa”.

No sabía que venía a un concurso.

Tengamos en cuenta que estaba enojado anoche. No tenía mucha paciencia y no pretendo ser objetivo con la demás formaciones, en lo más mínimo. Cuatro de las bandas anteriores me durmieron. Una de ellas, “Chinaski”, me permitió descargar mi violencia acumulada, por suerte. Una especie de stoner rock del desierto de California, mezclado con pasajes de climas pinkflydeanos y mucha actitud rockera. Me gustó.

Las primeras niñas, “Marcadores Nuevos”, me resultaron simpáticas y sinceras. Bien por ellas también. Además me gustó el hecho de que le dedicaran un tema a la abuelita presente y que una de ellas, la guitarrista, tropezara con los cables y leyera las letras de sus canciones de un atril, al cual se le caían las A4 como hojas de un árbol. Pero lamentablemente no tenía un día para oír a estas pequeñas luciérnagas. Necesitaba poder. Me hubiera gustado oír esa música quizás en otro momento. Quizás de fondo, en una visita al Malba.

De las otras 3 bandas no voy a hablar porque no me produjeron nada. Formaciones atípicas, búsquedas interesantes, pero salvo la mentada Chinaski, noté poca pasión. Poca desnudez sobre el escenario. O mucha pachorra dominguera o demasiado cerebro. Pero ninguna me llegó al corazón.

Los Pels no estuvieron presentes durante la mayor parte de estas presentaciones. Estarían en camerinos haciendo eso que las estrellas de rock hacen antes de dar un show.

Momentos antes de que empiece su presentación, había una vibra diferente en la sala. Los jóvenes púberes sentados detrás de mi, comentaban que (los organizadores) debieron haber puesto canciones de Pels entre banda y banda, mientras probaban sonido. Algunas chicas gritaron “Pels”, porque las chicas son más valientes para esas cosas. Y alguien silbó el riff inicial de “Capitán Federal”.

A esta altura ya no me quedaba duda de que los ganadores eran ellos. Es decir, no vine a verlos ganar nada, pero si tenía que elegir no me cabía duda. Los Chinaskis me gustaron mucho, pero quizás no tienen la arista multifacética de los rockeros melódicos del final.

La espera se hace ansiedad mientras uno aguarda. Si me hubiesen cortado el show en ese momento y me hubiesen dicho que debía evacuar la sala, por un incendio, probablemente me hubiese tirado debajo de las ruedas del 59.

Los pelsones colocaron transformadores en zapatillas blancas, ayudados por unos plomos, que mi opinión tenían más sangre en las venas que algunas de las bandas que vi esa noche. ¡Uno de ellos usaba guantes de seguridad!

Hay que decir que la acústica de la pequeña sala era soberbia. Los Pels arrancaron con “Aspirina”. Esa canción que dice “Tu presencia como una aspirina, quita el dolor pero contamina”. La voz de Tingo despegó como el avión de "Irme de mi" y, desde un primer momento, inundó cual flautista de Hamelin ejerciendo su magia. Ahí están de nuevo las melodías.

Entre los criterios de selección, que se dieron a conocer más tarde, enlistaban la originalidad, la estética sonora, la presencia escénica y no sé que más. ¡Pero vamos viejo! Esto se juzga con las venas, se juzga con esa fascinación hipnótica que produce ver a ciertos sujetos produciendo sonidos.

No sé si acertaron en esos criterios, pero acertaron en el rock. Son los mismos Pels que oí rockeando en un pequeño bar casi vacío del microcentro. Como me comentaría Mauma más tarde “El premio para mi era tocar acá”.

Durante el show, Mati tiene algún problema con la guitarra al igual que en el último show en La Cigale, cuando rompió una cuerda y tuvo que tocar con una guitarra prestada por un miembro del público. No hay nada distinto. Tingo dice "Lo de recién se llamaba Sistro, esto se llama ruido", mientras su compañero arregla esos complicados enchufes que se enredan entre los pedales de efectos.

De fondo en “Irme de mi” pasan una película ultra macabra de unos pollitos que circulan por una cadena de producción, donde les queman el pico o los meten-matan en embudos interminables. Nunca voy a perdonarle a Mauma haberme obligado a presenciar semejante agonía.

La presentación de Los Pels se hace demasiado corta para mí. Tingo diría más tarde que se quedó con ganas de más. Es que al final al cabo vinimos a oír música. Supongo que lo mismo le pasó a todos.

La premiación es simple, quizás demasiado (sin trofeo alguno) pero el momento intenso. Dos periodistas de Inrockuptibles y uno de radio Kabul anuncian al ganador y explican que grabarán dos temas para un compilado internacional. Cuando dice “la banda ganadora es” me late el corazón más fuerte. Podrán imaginarse el desenlace.

Celebro la iniciativa de Kabul, Inrocks y AF de permitirnos asistir a un festival, que no es la usual fiesta de primos a la que las marcas de bebidas nos tiene acostumbrados.

Yo me fui contento a mi casa. También recibí una excelente noticia esta semana. Se vienen buenas épocas, creo.

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Que honor es tener este FAN!
Gracias Kiokerman

martes, 3 de junio de 2008

Conexion 08 - Otras palabras de Kioskerman


Los Pels, según un fan

Intentar describir el sonido de una banda puede resultar una hazaña tan ridícula e imposible como intentar describir el gusto de un helado. Pero como soy medio cabezón, voy a intentar describir el gusto del helado, aunque no espero salir airoso. Es decir, al fin y al cabo deberán acceder a www.pels.com.ar y oír ustedes mismos de qué se trata.

Existen viejas fórmulas que nunca fallan. Podría encapsularlos en algún género cool y moderno, de esos de revista musical. O compararlos con alguna banda de viejas épocas, que sólo se recuerde hoy en vinilos oxidados o remeras con estampados de bananas warholianas. Y sino se podría echar mano de algun lugar común del estilo “para entenderlos hay que oírlos” o “no lo puedo explicar con palabras”.
Pero en ambos casos sonaría pretencioso y ellos, Los Pels sólo pretenden en la música que componen.

Y en esa no-pretención creo que radica su poder. Siguiendo las comparaciones culinarias, si fueran un gusto de helado, serían para mi, un helado Torpedo de frutilla: sencillo pero contundente. Pueden cantar algo tan alegre y simple como “perdí la malla en el mar” o decir alguna sucia palabrota como “la concha tuya”, pero al mismo tiempo deslumbrarte con una melodía de calidad sonora pop que te electrifica las venas y que los pone en un rincón de compacts a guardar, para siempre.

Todo aquel que haya experimentado esa sensación que consiste en tararear una canción una vez que el disco terminó, sabrá de qué le estoy hablando.

Y será esa no-pretención, también, la que habrá permitido que emergan las canciones de una forma muy natural, casi como un ejercicio de descubrimiento, donde seguramente ellos fueron los principales sorprendidos.

Como decía la tapa de uno de sus discos “de recital” (de esos que regalan desde hace 5 años en sus actuaciones en vivo) “Aquí están Los Pels”. Y señoras y señores, esperemos que se queden un rato largo. Al menos sus canciones ya se quedaron en mi.