lunes, 24 de marzo de 2008

El día que conocí a Fernando Peña



Marzo de 2008 nos regaló 4 días feriados, al unir semana santa con el 32 aniversario del golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Con un grupo de íntimos nos internamos en la isla y pasamos unos días inolvidables. Repletos de momentos cálidos y platónicos, al punto de olvidar que el lunes tendría que cargar nuevamente con la pesada maleta de conocer a Fernando Peña.

Aunque al pensar en eso noté que eso no parecía estar pesándome demasiado. Esta vez sentía que estaba mucho mas tranquilo. Y pienso que tal vez, el haber escrito mi primer crónica intitulada “El día que no conocí a Fernando Peña”, haya servido también para vomitar todo y desintoxicarme de miles de miedos, inseguridades y prejuicios.

Otro atenuante fue el importante cansancio acumulado y la manera en que caí rendido en la cama la noche anterior.

La mañana del lunes fue una mañana silenciosa. Un feriado nuevo. Un ejemplo más de falta de creatividad para memorar días oscuros de nuestra historia. Termina la sociedad entera festejando un día libre más, en el almanaque de la vida moderna.

Como el supuesto día de sacrificio que celebran los católicos, dejando de comer carne vacuna el día de resurrección, pero (en el caso de los más pudientes) haciendo banquetes de pastas con salsa de pescado, o sushi, o la mierda que sea.

Me levante sin tanto esfuerzo, y me puse ropa no tan planeada como la vez anterior. Esta vez elegí mi remera marrón con rayas blancas y celestes y el dibujo de una combi. Esa remera me la regalo pedro, que su vez se la regalo un australiano.

Alguna parte de mí esperaba encontrarme más nervioso. Tome mi café con leche junto a mica, y mauma hizo sonar el timbre. A los pocos minutos estábamos, con roleska al volante, buscando a diego en acassuso.

Yo sabía que en que edificio se había instalado la radio ahora. Era donde funcionaba anteriormente la FM San Isidro Labrador. Los muchachos tuvieron que confiar en mí.

El edificio era de esos setentosos, con detalles de metal pintado de marrón. Baste escaso de glamour como para que todos los Palermo-jolibudenses tengan que pasar unos meses trabajando ahí.

La idea de que san isidro es re cheto, les había dado material para hablar, y hacer chistes en relación a la nueva ubicación de la radio. Motivo por el cual imagino la inmensa desilusión que se llevarían al llegar a Av. Centenario y Diego Palma. Zona fulera si las hay.

Sentados en una silla veíamos con evidente asombro el detrás de los telones del programa de radio que escuchábamos a diario.

Había una productora joven, y flaca. Y algo bajita también. Muy seria, muy ocupada; yendo y viniendo. Parecía hacer bien su trabajo.

Pasaba también, de a ratos, un hombre de aproximadamente 40 años, un poco rubio, con auriculares, y cara muy seria. No hablaba con nadie. Estaba como preocupado por otras cosas que no supe percibir.

Sentados, los cuatro. Como en una sala de espera de algún consultorio médico. Como esperando salga el doctor a decirnos como resultó la operación.

La productora se quejaba en voz alta del silencio que hacía Peña y el resto, al entrevistar a alguien que hasta ahora no supe quien era.

Esa entrevista se extendió demasiado. En ese tiempo nos fuimos animando a asomarnos para ver dentro de la “pecera”. Mauma fue el primero. Luego lo seguí yo.

Vi un hombre calvo pero con algo de pelo teñido, con anteojos oscuros grandes, con marco rosa, y contextura física algo pasada de peso. Algunos tatuajes y las uñas pintadas, pero no del todo, con colores pastel. Inevitablemente, ese era Fernando Peña.

Un joven que podría tener veinte años, aunque talvez más, se nos acerco muy amablemente y nos ofreció facturas y algo para tomar. También revisó tener nuestro disco. Luego desapareció.

Después apareció otro muchacho que aparentaba unos treinta. Con el pelo rubio y prolijamente cortado. Con una remera ceñida su cuerpo trabajado, y metida dentro de un pantalón deportivo, y unas zapatillas de esas que ya se imaginan.

Pasó de largo por el pasillo y se metió en un sector privado. Supuse luego que sería un novio de Peña, pero lo dude porque peña bajo sólo por el ascensor al terminar el programa.

Entró también otra chica joven, con aspecto de productora también. Y dijo: - Andi se va a re calentar. Después desapareció.

La cita era a las 8.30. ya eran las 9.45 cuando se nos acerca la productora, y nos dice que sólo dos pueden entrar.

Asumí mi condición de –cantante- y ocupe unos de los dos lugares. Luego diego se descarto, y mauma dudo con roleska para secundarme. Yo sugerí que sea mauma quien lo haga. No por nada personal con roleska.

Ni bien entre, noté que nadie de los que estaban allí sentados movió al menos un ojo. Pasé por detrás de Peña, que estaba sentado en la cabecera de la mesa. Le estiré mi mano para saludarlo, y me advirtió que el no tocaba gente, y me hizo un gesto de reverencia tipo budista, o algo así.

Superé ese primer traspié, y ofrecí mi mano al resto de las personas que no con gran entusiasmo cedieron. Me ubique en mi silla, y mauma quedo parado contra la pared. Tuve la sensación de estar cumpliendo un sueño de la infancia: ser invisible.

Nadie nos hacía ningún comentario. Ni al aire, ni fuera del aire. Era como si no estuviéramos.

Peña anuncio que pronto estaría con “los chicos de los pels” y entro un móvil desde no se dónde informando no sé qué cosa. Esto retraso un poco mas la entrevista, y el tiempo parecía ya agotarse. El programa terminaba a las 10.

Mientras sonaban unas publicidades, Peña pareció notar nuestra existencia, y nos pregunto de dónde éramos. Y al responderle que éramos de san isidro dijo – ah, menos mal, así no siento culpa -. Mauma le retrucó que roleska era del palomar, y peña contestó – bah, el palomar es cerca.

De golpe sentí sonar nuestra clásica trompeta desafinada de Hurón y entendí que la entrevista había empezado. Peña puso una cara rara al oírla, pero con los primeros acordes dijo – Que lindo.

Mis sentimientos fueron de abajo hacia arriba de manera estrepitosa. Luego el operador bajó el volumen del tema y empezaron las preguntas.

A Peña le molesto que diga mi apodo que más que apodo es un nombre, ya que todos me conocen por tingo, desde que nací.

Pero a mi no me incomodó. Sabía que era parte del show. Luego mauma precavido, dio su verdadero nombre, pero cerro la oración diciendo que era mauma.

Peña nos dijo que teníamos algo de Beatles, y luego comento que odiaba a los Beatles. Otra piña mas que no dolía. Eran como piruetas esperables de semejante personaje, que nos divertían, más que incomodarnos.

Diego Scott, pide: - poné este tema que se llama La Concha Tuya. Todos hacemos silencio y lo escuchamos. Peña interrumpe y dice: - tienen algo de los twist, no? – supuse que era otro golpe, creyendo que al comprarnos con los twist nos iba a ridiculizar, pero no advirtió mi simpatía con esa banda, y le respondí que estaba buena la comparación. Sabiendo que en realidad era ridícula la semejanza.

Luego siguieron preguntas de rutina y todo terminó fugazmente.

La sección “nuevos talentos” no parecía ser algo demasiado importante. Si bien la posibilidad de estar en una radio tan masiva es excelente, sentí que no había un interés real en saber acerca de nuestro arte, de nuestra historia y de nuestro mensaje disfrazado de no mensaje.

Todo eso no importo. El humor lo conservamos e hicimos sonar dos canciones en la radio más masiva, y que paradójicamente no pasa música cantada en español.

Jaja.

Bajamos por el ascensor al mismo tiempo que Peña. Los Pels en uno. Peña en otro.

Fuimos a la Farola y nos pedimos café con leche y medialunas. Diego no pidió nada.

En pocos minutos la entrevista quedo olvidada y compartíamos conceptos acerca de las bondades del sexo mañanero.

Vimos pasar por la vereda al hombrecito amable de 20 o 30 años, perdido, buscando una parada de colectivos.

Volví a casa tranquilo, feliz de haber hecho lo que hice y con quienes lo hice. Y pensando en la inmensa diferencia entre Peña y yo: mientras yo jugaba bádminton con mis hijos en el delta, peña estaría con un pene en cada mano, penetrando a un rubio fornido, en alguna estancia de punta del este.

4 comentarios:

Kioskerman dijo...

tingooo
muy bueno lo del blog
Mauma me mandó el word con lo de peña
me cagué de la risa

abrazo!
pd: no me gustan los apodos

Anónimo dijo...

Muy completo tu relato sobre el "incidente peña", talvez demasiada descripcion para mi gusto. Creo que Peña es un tipo muy inteligente, que ese dia no estaba de humor por razones totalmente ajenas a Pels, y que sus acotaciones son de señor de mas de cuarenta que no conoce en absoluto la evolucion historica de los sonidos del rock. Ademas que debe considerar que profundizar en el mensaje e ideologia de una banda desconocida no es atractivo para su programa. En fin, los felicito por la perseverancia y las ganas. Ah! y una cosa: el golpe fue en el '76, no '78. Saludos, muchachos.

arqajgn dijo...

Ahora tambien pueden leerme en mi nuevo blog... lo que es la ciencia.

Salvitus dijo...

Que bien escribis tingo!

Me cague de risa con el remate del blog je.. eso de vos en el delta y peña con dos penes juaaaaaaa